Durante 34 años Raúl Padilla López fungió como el líder moral de la Universidad de Guadalajara amasando un control político que nadie pudo atravesar
Tras la caída del imperio de Carlos Ramírez Ladewig, Raúl Padilla López asumió el control de la Universidad de Guadalajara, luego de una larga etapa de confrontaciones entre los herederos del guía caído. Ya como rector en 1989, se instaló como el nuevo jefe del grupo udegeista y a 21 años de distancia no ha habido fuerza política que acabe con la dinastía padillista.
Raúl Padilla siguió ganando terreno en lo político a tal grado que tuvo control total del PRD y fuerte presencia en el PRI; puestos de elección popular donde logró inferir en las decisiones legislativas de los congresos de Jalisco y de la Unión, además de funcionarios públicos. No conforme interferió en el Poder Judicial, donde encontró resistencias.
LOS SECRETOS DE LA DFS
Expedientes de la extinta Dirección Federal de Seguridad (DFS) -que obran en el Archivo General de la Nación-, relativos a Raúl Padilla López y el Grupo Universidad, se detalla cómo asume el control de la segunda universidad más importante de México.
Para empezar, se describe que las ambiciones del otrora líder moral Carlos Ramírez Ladewig iban más allá de la UdeG. Para 1975 quiso hacer una alianza con Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano y con miembros guerrilleros para integrar un frente armado y presionar al gobierno de Luis Echeverría para que le dieran la gubernatura de Jalisco, por lo que se convirtió en enemigo público.
Lo anterior, porque entre la estructura FEG-UdeG, ostentaban dentro del Partido Revolucionario Institucional (PRI) escaños seguros en el Senado, los congresos local y federal así como los gobiernos municipales. Tal era el poder de Carlos Ramírez que por más de 26 años fue considerado como el líder moral de los universitarios.
Pero el 12 de septiembre de 1975 el guía político de la Universidad fue brutalmente asesinado en el cruce de las calles Alemania y Niños Héroes cuando salía de su trabajo a su casa. A partir de los trágicos acontecimientos, el grupo FEG-UdeG dejó a Álvaro Ramírez a cargo del destino de la Máxima Casa de Estudios. Pero el hermano de Carlos fue un líder manejable, que estuvo más preocupado por el esclarecimiento de la muerte del líder moral, por lo que se planeó el golpe de estado y dar paso a la era padillista.
El asesinato de Ramírez Ladewig fue causa de múltiples efectos que finalmente dieron paso al segundo líder moral de la UdeG: Raúl Padilla López, quien hábilmente usó al grupo para acceder a la FEG, para luego debilitarla y abrir paso al nacimiento de la Federación de Estudiantes Universitarios (FEU). Todo obra en el expediente 100-12-1-75 de la DFS.
POLÍTICA Y PODER
Raúl Padilla al ser presidente de la Sociedad de Alumnos de la Facultad de Filosofía y Letras compitió por la presidencia de la Federación de Estudiantes de Guadalajara (FEG), misma que presidió de 1977 a 1979, y se hace de poder al aceptar entre sus colaboradores a ex guerrilleros y gente del Frente Estudiantil Revolucionario (FER), lo que le costó disgusto de dicha federación, entre estas personas se encuentran Jesús Morales Hernández (“La Momia”), Alfredo Peña (“EL Tenanguillo”), Angélica de la Peña, ex esposa del perredista Jesús Ortega, entre otros.
En 1989 Raúl Padilla López destrona a Álvaro Ramírez Ladewig del control político y moral que legara su hermano Carlos. Según los documentos que obran en el archivo de la extinta Dirección Federal de Seguridad, fue Félix Flores Gómez quien lo apoyó para acceder a la dirigencia de la Federación de Estudiantes de Guadalajara (FEG), cargo que logra en 1977.
Para lograr el triunfo Raúl Padilla se dedicó a fortalecer la estructura estudiantil y posteriormente nace la Federación de Estudiantes Universitarios (FEU), esto lo hizo tomando escuelas, haciendo fuertes señalamientos al tiempo que ofertaba una federación más amable ante la sociedad y aunado a ello pretendía crecer en infraestructura al interior del estado, su fin primordial era llegar a la gubernatura de Jalisco, después del rectorado.
Las ambiciones de Raúl Padilla lo obligan a traicionar a Flores Gómez y en su afección patológica por el poder reventó el equilibrio de las fuerzas que existían entre los ex presidentes de la FEG, pero a pesar de ello llegó a rector respaldado.
En 1989 Padilla López empieza su lucha por el control de la Universidad. Se enfrentó a Álvaro y a Horacio García Pérez, quienes defendían la educación popular, pero la bandera de la modernización y la excelencia académica acabó por sepultarlos. Fue una lucha que trascendió las barreras académicas, menudearon denuncias penales por ilícitos cometidos por funcionarios “horacianos”, se abrió la cloaca por un tiempo y la sociedad se enteró de corruptelas reales.
Raúl Padilla no se conformó con liderar la segunda universidad más importante del país. Al paso del tiempo se abre paso a las empresas universitarias de las que llegó a 11 puestos como presidente: Feria Internacional del Libro, Muestra Internacional del Cine, Auditorio Telmex, Papirolas, Cátedra Julio Cortázar, Club Deportivo UdeG, Casa Productora de Cine y Televisión, entre otros.
CONTROL TOTAL DEL PRD
Según investigación que realizó Hermenegildo Olguín, se comenta que la relación Partido de la Revolución Democrática (PRD) con Raúl Padilla arranca desde su fundación con una militancia afín al líder moral de la Universidad de Guadalajara. Se dice que el entonces rector cultivó esa relación porque tenía planeado saltar de la Rectoría a la gubernatura de Jalisco, ante las expectativas crecientes de la campaña de Cuauhtémoc Cárdenas en 1994.
De hecho Hermenegildo Olguín plantea que luego de relegar a Cárdenas Solórzano en el debate del 12 de mayo de 1994, Raúl Padilla optó por marcar distancia del partido del Sol Azteca para jugársela como candidato ciudadano, por lo que buscó espacios en el PRI y en Acción Nacional (PAN).
Dentro del PRD convergieron prácticamente todos los integrantes del Grupo Universidad, quienes saltan de un puesto político a otro. Allí se refugiaronn gentes como Celia Fausto, Raúl Vargas, Gabino Berumen, Antonio Magallanes, Olga Araceli Gómez Flores, Carlos Orozco Santillán, y otros.
De acuerdo a las versiones de quien fuera secretario general del PRD, Víctor Paez, el entonces gobernador Emilio González Márquez se metió al PRD por medio de Enrique Alfaro, quien ostentaba el 30 por ciento de la disidencia padillista cuando fue presidente de Tlajomulco de Zúñiga por ese partido. Para hacerle frente Raúl Padilla hizo alianza con el ex gobernador Francisco Ramírez Acuña y con el PRI.
Se supo que esa mancuerna Padilla-Ramírez Acuña, iba más allá de aniquilar al grupo emilista sino que su dominio se extendió al Poder Judicial para lograr su control desde el Consejo de la Judicatura, por medio del diputado José María Martínez Martínez.
LOS BRAZOS PADILLISTAS
A la asunción del poder de Raúl Padilla López en la Universidad de Guadalajara hubo perdedores y ganadores. Para lograr el control total se desmanteló al llamado Sanedrín (órgano superior de la Universidad de Guadalajara (UdeG) donde se imponían los ex presidentes de la Federación de Estudiantes de Guadalajara (FEG) ante el rector).
Pero muchos miembros del llamado Sanedrín fueron instruidos para refugiarse en el Partido Revolucionario Institucional (PRI) y el resto se quedaría en las filas del Partido de la Revolución Democrática (PRD), antes de culminar esta operación política -que tuvo efecto entre 1989 y 1992- Padilla López propició escenario para que perredistas de cepa renunciaran a las filas, tales como Horacio García y Gilberto Parra.
PADILLA VS ALFARO
El enfrentamiento Raúl Padilla López y Enrique Alfaro Ramírez tiene raíces del pasado. En tiempos contemporáneos Alfaro revivió el añejo choque entre el líder moral de los universitarios y ex rector Enrique Alfaro Anguiano, quien categóricamente fue desterrado de los planes políticos del Grupo Universidad y a quien le atribuyen una de las administraciones más deficientes.
De acuerdo a declaraciones del quien fuera catedrático de la UdeG, Dolores Mártir, testimonió que ante la ausencia del líder moral de Carlos Ramírez Ladewig, al ser asesinado, Enrique Alfaro Anguiano quedó como secretario general de la Universidad de Guadalajara (UdeG), que era antesala para acceder a la Rectoría.
Sin embargo, la fuerza e influencia de Enrique Alfaro Anguiano era limitada y casi escasa ante las bases universitarias. De acuerdo a lo escrito por la historia, solo tenía la posición de la Prepa Cuatro, porque en 1972 había perdido la Prepa Nocturna José Parres Arias, al ser destituido su compadre Juan Hernández Rivas. Este feudo pasó al control de Genaro Cornejo Cornejo.
Ante la debilidad y por la urgencia de posicionarse dentro del control de la Máxima Casa de Estudios, Enrique Alfaro Anguiano se lió en conflicto con Raúl Padilla López, -comenta Dolores Mártir- disputándole el control del Sindicato de Trabajadores Administrativos y de Servicio. Pero Padilla López, defendió con todo esa posición.
Dolores Mártir aseguraba en sus publicaciones que ese pleito sí lo ganó Alfaro Anguiano: “En estos casos de conflicto, las acusaciones habituales eran por corrupción o simplemente robo. Pero nadie podía erigirse en modelo de conducta honesta, es decir, nadie tenía autoridad moral para hacerlo. Alfaro ganó el pleito, pero eso puso en el bimbalete sus posibilidades de acceder a la Rectoría. Después de un período de intenso estira y afloja, el «chico malo» que era Alfaro, cambió su estatus moral y político a cambio de que reconociera el liderazgo de Álvaro Ramírez, quien le advertía que debía prepararse para ser rector”.
Pero el enfrentamiento entre estos dos personajes, que se remonta a la década de los ochentas, continúo, ya que siendo Alfaro Anguiano rector Raúl Padilla López negoció la dirección del Departamento Escolar para Rodolfo Gutiérrez Zermeño, quien se enfrentó con el entonces rector de la UdeG, a quien incluso lo retó liarse a balazos, al estilo duelo de la edad media. Ante esta actitud, Enrique Alfaro dejó nulo el acuerdo con Raúl Padilla.
Pero cuando Raúl Padilla López llegó a la Rectoría en 1989, tras suceder al propio Enrique Alfaro Anguiano, se dedicó a despedir de la nómina universitaria a los allegados del ex rector, una de las víctimas de la era padillista fue Jesús Medina Ambriz, quien durante muchos años fue el secretario de Finanzas de la Universidad de Guadalajara.
Enrique Alfaro Ramírez ha revivido los pleitos con el padillismo, del que en múltiples ocasiones advirtió en sacar a esa mafia de la UdeG.